El estrés laboral causa problemas físicos, psicológicos y conductuales, y además «se pega»

El estrés en el trabajo suele responder a conductas arraigadas. Lo que hace que a menudo no sea fácil identificar determinadas situaciones en nuestro ámbito laboral.  Además, «se pega», se contagia, por lo que debemos cuidar nuestra conducta en el trabajo. De esto habló y nos previno la psicóloga Violeta García en la reciente formación organizada por el Colegio sobre herramientas para afrontar el estrés en el ámbito laboral de los administradores de fincas.

El estrés causa problemas físicos: sueño, insomnio, tristeza; entre los psicológicos, nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, ya no sentirse capaz, falta de motivación, de atención y memoria. Y también problemas conductuales: conductas impulsivas y temerarias, «ir como pollo sin cabeza» o, por defecto, el escape, posponer reuniones importantes porque la situación no nos apetece. «Habría que reflexionar por qué no somos capaces de enfrentarnos a nuestras competencias laborales».

Más síntomas de estrés: Muestras sociales de enfado, estar irritables, consumo excesivo de tabaco o café («voy por el cuarto café para aguantar») o medicamentos («para tranquilizarme o para dormir») o una dieta poco equilibrada («me tomo algo en el bar de la esquina»).

También la disminución de la vida social, familiar y vida íntima. «Hay que ser rigurosos con nuestro tiempo, aprender a decir no. La vida pasa y si no ponemos límite…».

«A veces, normalizamos mandar un mail a las 10 de la noche. Por lo menos debemos reflexionar». O procrastinamos: dejar todo para mañana. Esa llamada, ese mail que no respondes. Puede ser un síntoma de estrés. Así como la sensación de agotamiento o falta de energía, retraimiento social, dolores estomacales…».

Violenta García animó a mantenerse activo para controlar los niveles de estrés. «No significa ir al gimnasio, sino moverse, caminar, subir escalares, pasear. Introducir la actividad física en nuestra rutina. Aunque no tengamos ganas, produce bienestar. Desconectar, dejar el teléfono, etcétera, nos hace mejor que cualquier fármaco».

También destacó que hay que «cambiar de perspectiva, intentar desarrollar una actitud más positiva». Porque, como dijo,  el estrés se pega, se contagia entre compañeros. «Ese cálmate al compañero nos hace bien también a nosotros».

Y tratar de cambiar situaciones y el discurso. «Si algo siempre sale mal, habrá que encontrar la manera de cambiarlo.  Ese todo me sale mal,  ¿estás seguro? ¿Por qué no lo cambias? Es muy difícil esta parte, pero cuando empezamos a experimentar, los resultados a nivel psicológico son espectaculares». Reconocer que no podemos cambiarlo todo. Cuando aceptamos esto, el estrés baja.

Importante, el descanso. No solo entendido como dormir, sino despejar la mente, meditar. «Para controlar los niveles de estrés, es importante mantener una rutina de sueño, no alterar el ritmo de sueño por mucha carga de trabajo que tengan. Intentar que el umbral de sueño no fluctúe tanto. Y descartar el uso del teléfono móvil al irnos a la cama o ver las noticias».

También podemos utilizar técnicas de relajación para reducir niveles de estrés (progresiva, convencional, visualizaciones). O puede ser una música o hay personas que asocian bienestar a un olor.

Algunos mitos del estrés:

  • Uno de los falsos mitos es que el estrés es igual para todos. Cada persona vive el estrés de forma diferente, ni nos pasa la misma factura. A lo mejor otra persona no está en la etapa en que estamos nosotros.
  • No siempre es malo. Porque es adaptativo, nos hace enfrentarnos a situaciones que de otro modo igual no podríamos.
  • Otro falso mito es que está en todas partes y no se puede hacer nada. Hay cosas que no podremos cambiar, pero sí cómo aceptamos y afrontamos esa situación y cómo repercute en nosotros.
  • Las estrategias, ejercicio, descanso, alimentación, relajación, lo importante es que lo vayan adaptado y lo que a una persona le funciona a mí no.
  • Si no hay síntomas no hay estrés. Otro mito falso. Hay personas que desde fuera pueden decírnoslo o no nos damos cuenta: alopecia, falta de deseo sexual… no podemos decir que otros también se sienten así. No podemos normalizar síntomas negativos.
  • Solo los síntomas graves requieren atención. Falso. Tenemos que atender a pequeños síntomas: antes salía, ahora ya no. Ojo, porque puede estar enmascarando situaciones negativas.
  • ¿Es lo mismo la ansiedad y el estrés? La ansiedad es la reacción al estrés. No es lo mismo. El estrés puede desembocar en depresión. A veces hay una depresión encubierta, puede estar provocada por factores estresantes.

Para terminar...

Debemos dedicar un tiempo a reflexionar sobre nuestra salud y el autocuidado. El bienestar y la salud es una obligación, cómo me cuido yo, qué estoy haciendo yo para cuidarme.  No todo es el trabajo.

Cuando tengamos una situación negativa en un equipo profesional,  escribamos soluciones positivas. Tener una mentalidad llena de alternativas. Llenar nuestra vida, nuestro ámbito de trabajo, de recursos. Todos queremos vivir la vida lo mejor posible.

También debemos normalizar las situaciones, verbalizar que estamos mal, pedir ayuda es el primer paso para arreglarlo. Una terapia puede ser buena. Reconocer que algo va mal es el primer paso.

Referencias:

Podcast: Entiende tu mente

https://open.spotify.com/show/0sGGLIDnnijRPLef7InllD

La relajación progresiva Jakobson:

Básicamente, consiste en tensar y relajar distintos grupos musculares. Esta técnica se basa en que los pensamientos y comportamientos asociados al estrés provocan tensiones musculares. Cuando estamos tensos, nuestra percepción del estrés y la sensación de ansiedad aumenta.

Minfulness

Es una técnica de meditación que consiste en contemplar la realidad desde el momento presente. Hacer las cosas de forma consciente. «Cuántas cosas hacemos sin ser conscientes de cómo las hemos hecho, como hemos llegado aquí. Tomar conciencia y no juzgar. «No nos anticipemos a que va a haber un problema en la reunión».

 

 

 

 



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